


Estamos en un Burquer King cenando y conversando tranquilamente cuando de repente la persona que hay frente a mí empieza a descojonarse y a señalar a la hamburguesa de otro, yo rápidamente miro la hamburguesa y a la cara de mi amigo, y me uno a la fiesta del descojone.. La cara del autor de esta maravillosa obra no tenía desperdicio. Pero quedaba más.
Pasados ya unos minutos y ya tranquilizados ante aquella cosa que iba en contra de la naturaleza, seguíamos conversando alegremente hasta que.. ¡PAM! (está vez sí que vi de lleno la jugada) pasa la mano por encima del vaso, golpea la pajita y... ¡GOOOOOL! el líquido elemento es desparramado por encima de él, el suelo y una amiga (suerte la mía, que estaba al lado y no me toco). De nuevo empieza el descojone, no podíamos creer que una persona pudiera ser tan habilidosa en un tan corto periodo de tiempo. El chaval después andaba con pies de plomo.